Cada viernes en cuanto los animales comenzaban con su orquesta matinal, Ana se levantaba, aún no salía el sol y ella ya había recogido agua del pozo, alimentado a las gallinas y preparado un humilde pero decoroso desayuno con tortillas, frijoles y chiles.
Su padre, Don Melesio, era un hombre de 47 años de carácter serio e impasible, en su mirada sólo podía verse una cosa: vacío. Había pasado dos terceras partes de su vida trabajando como albañil, su piel era particularmente áspera, lo que le daba a su aspecto un aire de enojo y rigidez. Ana solía pensar que tanto cemento había terminado por convertirlo a él en una piedra.
Don Melesio siempre se levantaba con los primeros rayos del sol, pidiendo a gritos un café de olla. La habilidad que Ana había adquirido durante los últimos años, le permitía sortear esas peticiones matutinas sin complicaciones, sabía perfectamente a que hora debía prender el fuego del anafre para que el agua estuviera lista en el momento en que su padre despertaba. Después de darle el desayuno, Ana debía esperar a que el frío cediera ante la fuerza del sol; entonces su Padre habría salido a trabajar y ella podría darse prisa para, a escondidas de él, hacer lo mismo.
Tenía que realizar una larga caminata desde su casa hasta la carretera y mientras lo hacía, apretaba contra su pecho un rosario, rogando a Dios que cuidara de sus hermanos. La angustia que le provocaba dejar solos a aquellos pequeños de 4 y 6 años la consumía, pero no tenía otra opción, el viernes era el único día en que la Sra. Julieta le permitía lavarle la ropa y limpiarle la casa.
Así había pasado los últimos tres años desde la muerte de su madre. No ganaba mucho dinero, pero por lo menos podía alimentar a sus hermanos los fines de semana que su padre pasaba borracho, e incluso comprarle un par de cervezas más, con tal de mantenerlo tranquilo.
Ana siempre llegaba a casa de la Sra. Julieta en el momento en que esta salía a dejar a sus hijos a la escuela y se marchaba cuando todos regresaban para comer. Esa era una imagen que no disfrutaba, el cuadro familiar donde todos se sientan en la mesa, era una imagen que le provocaba dolor.
La ciudad siempre le había fascinado, desde niña, cuando acompañaba a su mamá a comprar alimentos en el mercado, soñaba con vivir en una de esas grandes casas de colores, con tener peinados con moños como las otras niñas y le fascinaba la idea de cargar una mochila y vestir igual que todas ellas para ir a la escuela.
Ese viernes, Ana decidió tomar un camino distinto, hacía mucho que no veía el parque y ese viernes estaba particularmente repleto de gente, había vendedores de fruta, de flores, de globos; señoras cargando a sus hijos y niños corriendo tras las palomas. Se quedo ahí, mirando un largo rato, hechizada por las risas, los olores, los colores, estaba particularmente encantada con la imagen de una pareja besándose entre los árboles.
Una silenciosa mirada se clavó en su espalda, al girarse, un hombre la veía fijamente, era la misma mirada escalofriante que su padre le había echado seis meses atrás, aquella noche cuando comenzaron las pesadillas. Ese recuerdo la hizo volver a la realidad, las nubes estaban a punto de ganar la lucha contra el sol y ella aún se encontraba muy lejos de casa. Comenzó a caminar con la vista empañada a causa del remolino de pensamientos y recuerdos que golpeaban con fuerza su mente. Odiaba que su padre bebiera, odiaba tener que ser ella quien le quitaba la ropa para meterlo en la cama cuando llegaba arrastrándose a casa con un pestilente olor, mezcla de alcohol y vómito, odiaba tener que esconderse cuando por el contrario, llegaba en pie, con la fuerza suficiente para darle una paliza, pero por sobre todas las cosas, Ana odiaba aquellas noches en las que Don Melesio la sacaba de su cama y le jalaba el cabello con una mano y le tapaba la boca con la otra, mientras aplastaba con fuerza su vientre. Esas pesadillas, como ella las llamaba, se habían vuelto cada vez más recurrentes.
Ana caminaba lo más rápido que sus larguiruchas piernas le permitían, el viento asustaba las ramas de los árboles, el cielo comenzó a tomar un color rojizo que acrecentó su desesperación
-Debo regresar- se repetía una y otra vez. Si su padre descubriera que salía a escondidas dejando solos a sus hermanos, seguro que la golpiza sería fuerte, pero lo peor, era que no podria volver a salir a trabajar, que no podria volver a la ciudad.
Las calles no le eran familiares, la obscuridad de la noche no le permitía identificar en qué dirección debía seguir. Estaba perdida. Una helada gota de sudor recorrió su espalda al imaginar que para ese entonces, su padre seguramente ya había regresado. Siguió caminando, pensaba en sus hermanos, en su madre, pensaba en el miedo que le provocaba la idea de vivir así para siempre.
Un gato negro la miraba fijamente desde el techo de una casa ubicada en la esquina en la que sin pensarlo, Ana dio vuelta. Se encontró con una fila de gente que comenzaba a subir en un camión blanco con líneas azules, ese era su autobús.
Jhon, los alumnos de segundo grado te agradecen haber compartido este interesante cuento lo analizamos y concluimos que la vida de Ana la marcó la muerte de su madre y que este triste acontecimiento a su corta edad no le permitió ir a la escuela y tener un lindo hogar pero si la enfrentó a responsabilidades y maltratos de su padre abusivo, hasta que decide darle fin y abandonar su hogar.
ResponderBorrarAmigo Jhon.
ResponderBorrartu cuento me parecio un echo de la vida real y
una historia triste
Este cuento esta sentimental porque demuestra los maltratos que tubo que aguantar Ana para poder sobrevivir junto con sus hermanos, y se me hace muy injusto que su padre la maltratara, ademas de que Ana le ayudaba mucho con la gran responsabilidad de cuidar a sus hermanos.
ResponderBorrarEn lo personal creo que atravez del cuanto Jhon quiere transmitir un mensaje, que para mi seria: no dejes tus sueños por los demás o por algún otro obstáculo, alcanza tus metas y se feliz.
ResponderBorrar¡LUCHA POR TU FELICIDAD!!!!
Jhon tu cuento me fascina mucho y pues yo pienso que la vida de Ana fue muy triste al lado de su padre por causa de la muerte de su madre pero ella quiso seguir su vida adelante aunque no este al lado de sus hermanos. para ella seria mejor no estar al lado de su padre y así ella seria feliz.
ResponderBorrargracias por compartir tu cuento, me gustaría conocer mas cuentos igual de interesantes como lo fue este.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarAntes que nada, quiero felicitar a la Maestra Judith por el trabajo que hace al fomentar la lectura entre sus alumnos. Espero que continúe con este proyecto por mucho tiempo.
ResponderBorrarPor otro lado les agradezco sus comentarios y es un gusto que lo hayan leído. La historia en realidad es muy específica en cuanto a los hechos, lo discutible es la decisión que toma la protagonista, podemos estar o no de acuerdo con ella, pero nos lleva a la reflexión y esa es otra de las finalidades que tiene la lectura.
Saludos a todos!
hola Jhon solo te escribo para decirte que me encanto el cuento y para agradecerte que nos lo ayas compartido espero y nos sigas compartiendo mas como estos.
ResponderBorrarMichel Tepoz Perez.
ResponderBorrarJhon Jhon tienes un talento impresionante no te conozco personalmente pero a traves de la maestra judith es mas que suficiente, tu cuento me parecio fascinante y triste si tienes otros cuentos no dudes en compartirnolos te queremos seguir leyendo.
Amigo Jhon, antes que nada felicitarte por esta exquisita lectura que nos compartiste,sin duda alguna no esperaba menos de un joven como tu. Afortunadamente tengo el gusto de conocerte en persona, soy alumna de la maestra Judith, y me fascina la lectura,muchas felicidades me pareció un excelente cuento.
ResponderBorrarPasando a otro tema, estoy completamente de acuerdo con la decisión que toma la protagonista, desde mi perspectiva, fue lo mejor que ella pudo elegir, por que de otra forma nunca se hubiese librado de aquélla pesadilla...
En fin, eso es todo de mi parte, reitero mis felicitaciones Jhon, eres un joven digno de admirarse.
Me despido de ustedes mandandoles un cordial saludo y deseándoles una excelente tarde.
Hola amigo John este cuento es muy bonito y la decicion que tomo Ana es muy dificil de tomarla porque asi dejo a sus hermanos con su papá sin saber que van a sufrir pero sin embargo Ana tambien sufria...... muchas gracias por tu cuento me encanto porque es muy corto la maestra Judith lo leyo para todo el grupo tomando tiempo y se tardo nueve minutos gracas.......mis saludos.....
ResponderBorrarhola y gracias por el cuento y a mi este cuento me dio tristeza por todas las tragedias que le pasaba a su hija por que le pegaba y a mi me dio a entender que cuando huyo queria escapar de todos sus problemas y que queria tener otra vida mejor
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